domingo, 5 de julio de 2009

SINTESIS REUNIONES INTERCOMUNITARIAS

* ANTES (La historia es maestra de la vida – desde los orígenes - )
De lo compartido en los diferentes grupos resaltamos lo siguiente:

En primer lugar se reconoce realizado el ideal pasionista en las primeras comunidades, aquellas que participan de la ilusión, el entusiasmo y la radicalidad de San Pablo de la Cruz y sus primeros compañeros. Su entusiasmo por la santidad y el seguimiento radical de Cristo Crucificado tanto en la vivencia comunitaria como en el apostolado.
Se constata que muchos elementos de aquella vida que fueron vividos también en tiempos no tan lejanos, hasta antes del Concilio Vaticano II, necesitaban reforma y reformulación desde una nueva sensibilidad eclesial, social y cultural. También desde las nuevas exigencias pastorales.
Los nuevos avances que se valoran positivamente son: Respeto a la persona, mentalidad de corresponsabilidad y participación, renovación en el apostolado, apertura a nuevas realidades eclesiales como es el trabajo con los laicos.
Se señalan también algunas pérdidas o realidades en las que no se ha avanzado o incluso se ha disminuido o perdido intensidad: Se hace difícil hoy testimoniar el espíritu de pobreza y austeridad; la dimensión contemplativa de nuestra vida ha quedado muy desdibujada por el ritmo de vida y los apostolados; la dimensión comunitaria de la vida y del apostolado tiene muchas carencias sobre todo las que provienen del individualismo. Dificultad para expresar el carisma considerando que algunas formas tradicionales han perdido vigor y las nuevas no acaban de fraguar o consolidarse.
Elementos a recuperar de nuestra historia. Se señalaron estos elementos: Criterios de fe a la hora de entendernos y entender nuestra vida; sentido comunitario y fraterno de la vida y del apostolado; entusiasmo y generosidad en nuestro sentido de pertenencia, amor de familia. Crear y valorar los espacios comunitarios tanto para vivir y orar como para decidir y programar. Necesitamos buscar el equilibrio entre el ser y el hacer. Superar el individualismo, el aburguesamiento y la falta de corresponsabilidad. Necesitamos recuperar la riqueza y vivencia del carisma pasionista marcado desde él nuestra vida y apostolado.

* AHORA (Mi momento)
Los elementos aportados fueron numerosos y valiosos; aquí recogemos algunos
1. Los elementos positivos que se señalan tanto de la realidad local como provincial son los siguientes: Los lugares en los que estamos tienen su sentido y su valor; se valora positivamente el trabajo que realizamos; existe en la gran mayoría un gran espíritu de trabajo y dedicación; se reconocen los diversos apostolados que se realizan. Entre nosotros, con algunas deficiencias, se da una convivencia positiva y suficientemente satisfactoria; el trabajo y la apertura a los laicos está dando pasos. Todas estas realidades positivas necesitan ser potenciadas y asumidas comunitarimente.
2. Fundamentalmente se da un sentido amplio de pertenencia, de reconocimiento y de implicación en la propia comunidad, a veces con la dificultad de armonizar criterios o sensibilidades.
3. A la hora de afrontar los conflictos preferimos no crear tensiones, confiando que el tiempo los resuelva. Nos sentimos carentes de instrumentos o capacidad para abordarlos. No nos hemos educado para la revisión de vida serena y fraterna. Es una asignatura pendiente, aunque lo suplimos con paciencia y compresión y con el sentido cristiano del perdón. Quizá revalorizar la figura del Superior como hermano mayor pueda ayudar.
4. Los recursos de vida comunitaria que se expresan son numerosos: Encuentros comunitarios tanto para orar, como para convivir, discernir y decidir; dignificar la oración comunitaria como expresión de vida y fuente indispensable tanto comunitaria como personal. Redescubrir lo más genuino de la vida al estilo de los apóstoles, el don de la comunidad y la comunión como tarea diaria. Entrar en la dinámica de un nuevo modo y actitud a la hora de realizar nuestras reuniones comunitarias: revisión de vida, comunión de fe y existencia, escucha común de la Palabra de Dios.

* DESPUÉS (Tiempo de inversión)
1. Algunas de las certezas expresadas: Vivir la dimensión de fe radical de nuestra vida personal y comunitaria; reconocer el valor del carisma pasionista expresado en las Constituciones como criterio y fuente de vida; recuperar expresamente la “Memoria Passionis”; confianza en la Misión que se nos ha encomendado como servicio al Pueblo de Dios.
2. Modos concretos de “invertir en comunidad”: Cultivar el diálogo y la cercanía, los valores humanos en los que se ha de expresar nuestra fe y nuestro amor cristiano; cultivar la disponibilidad, la corresponsabilidad y el trabajo en común; ser más conscientes de la dimensión afectiva que forma nuestra vida; crear más espacios para la oración en común; valorar la cercanía de los laicos como hermanos a los que ofrecemos y con los que compartimos la vida y la misión.
3. Teóricamente se valora el “proyecto comunitario” como un instrumento positivo pero constatamos la gran dificultad para realizarlo cuando se desea ir más allá de la distribución de tareas o compromisos. Es un signo en el que se muestra nuestro individualismo y la dificultad para caminar en fraternidad de fe y amor. Necesitamos una nueva toma de conciencia del valor comunitario de la vida y del apostolado. Hemos de insistir y apostar por el proyecto u otra forma que nos haga salir de esta situación que nos hace perder entusiasmo, ilusión y vitalidad.
4. Se nos pedían opciones concretas para que todo no quede “en el papel” de cara al Capítulo. Se señalaron estas: Vitalizar las comunidades, el lider o animador es necesario; aprovechar las estructuras que tenemos: reuniones comunitarias, vida y oración en común, reuniones intercomunitarias programadas, cursos de formación. A nivel provincial seguir apoyando o manteniendo las Comisiones; reuniones periódicas de párrocos, ecónomos, superiores.... Reflexionar de cara al Capítulo sobre cómo formar las comunidades y elegir a los superiores; analizar cada una de las comunidades con su viabilidad y apostolado. Más diálogo y participación a todos los niveles.